
Estábamos sentados compartiendo el silencio. Era cómodo, pero había una pregunta que no paraba de rondar mi mente.
– ¿Te arrepientes? – pregunté.
– ¿Qué si me arrepiento? Todos los días de mi vida. No existe uno solo en el que no piense en lo que hubiese podido ser. Cada noche cuando llega el momento de dormir le dedico unos minutos a pensar cómo sería mi vida si le hubiese dado otra oportunidad.
– Entonces ¿Por qué no lo hiciste?
Toma el libro que estaba leyendo entre sus manos y le arranca una página.
-¿Por qué hiciste eso? – interrogó alarmada.
– Es solo una hoja, el lector la echará en falta, pero podrá leer el libro aún en su ausencia. Ahora imagina que voy arrancando página tras página. Dentro de poco será imposible encontrarle sentido a la historia, te perderías entre fragmentos inconexos y rotos. Yo ya tenía muchos pedazos arrancados. No podía permitirme uno más.
– Entiendo – dije a pesar de que no le entendía completamente, creo que solo él podría hacerlo- quizás hubiese sido una linda historia.
– Quizás – contesta antes de volver a nuestro silencio.
Quizá aún no es tarde. Quizá pueden unir sus caminos y escribir una nueva historia, juntos.
Me gustaLe gusta a 1 persona
Quizá…
Me gustaMe gusta