
No eres la talla de tu sostén, ni eres la anchura de tu cintura.
No eres el color de tu cabello, de tu piel o de tu lápiz labial.
No te defines por la cantidad de atención que obtienes de los hombres o las mujeres.
No eres la foto de perfil que tienes, ni los me gustas que puedes obtener.
No eres ese corto vestido rojo ni la blusa que muestra tu ombligo.
No eres el tatuaje o el piercing que puedas tener…
Eres las cosas con las que sonríes, las palabras que dices.
Eres los sentimientos y los pensamientos que tienes.
Eres hermosa no por la forma de tu cuerpo, sino por la calidad de persona que eres.
Trata de nunca perder ese esencia por la que todos en algún momento que no estés te suelan recordar.