Ayer falleció una amiga muy querida llamada Jarenys Hernández, y en su memoria he escrito un poema, por acá se los dejó con cariño.
Eternidad
En el susurro del viento y el murmullo del mar,
se desvanecen los segundos que no podré atrapar.
El tiempo, cual fugaz río, fluye sin cesar,
dejando huellas en mí, que nunca podrán borrar.
En la búsqueda de la eternidad me encuentro,
anhelando detener el tiempo en un solo momento.
¿cómo matarlo sin dañar lo infinito?,
¿cómo retenerlo en mis manos sin causarle un conflicto?
La respuesta escapa a mi entendimiento,
pues el tiempo es un enigma, un misterio sin cimiento.
En cada paso que doy, en cada latido del corazón,
siento la eternidad vibrar, en cada pequeña fracción.
Aceptando la fugacidad de cada instante,
descubro la eternidad en el aquí y ahora, constante.
En la danza efímera de los días,
encuentro la eternidad en las sonrisas compartidas,
en los abrazos cálidos y los sueños,
en cada destello de amor que nos mantiene unidos.
Aprendiendo a fluir con el torrente de los días,
saboreando cada instante con gratitud y alegría.
El tiempo seguirá su curso, sin pausa ni clemencia,
pero en mi corazón, la eternidad encontrará su permanencia.
En el devenir de los días, en cada paso que doy,
la eternidad se revela, en cada latido de mi ser, en cada aliento de hoy
En la aceptación de su fluir, en la conexión con la vida,
encontramos la eternidad, en cada experiencia compartida.
¡Como si se pudiera matar el tiempo sin dañar la eternidad!,
Es hermoso nada muere todo vive eternamente, es parte de la naturaleza y en esas letras se siente una parte de ella. Un abrazo
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Gracias amiga, un abrazo
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