
Esa noche, con un cielo de fondo negro y estrellado, en aquel mirador estaba ella con su mejor aliada, su mejor amiga, y conversaban sobre el camino que han recorrido, haciendo referencia a eso que llaman pareja, ella le decía: Una pareja se escoge, se elije, se selecciona. Su amiga le dijo: ¡Tienes razón! Y ¿Por qué todo este tiempo seleccionaste tan mal? Entre un recuerdo y otro la respuesta que se daban fue que era necesario recorrer, conocer, tener intentos fallidos para poder entender que una relación era de dos, que el término pareja eso definía, un par. Esa noche estaba silenciosa, solo podía escucharse los grillos característicos de esa montaña los que hacían que el lugar tuviese una orquesta agradable para la charla entre ellas. Se acercó hasta su auto, sacó una botella de champagne y una copa, empezó a saborearla y junto a ese trago, vinieron los sinsabores y las más plácidas lecciones que tomó de ellos. Su aliada era ella misma, su discurso era propio y con su ser, estaba sentada en ese mirador sola, hablando con su conciencia.
Se decía: ¿Has visto cuántas parejas comienzan mal desde el principio? ¿Y no se van? ¿Qué clase de intereses habrán ahí para quedarse?
¿Has notado que una mujer siempre dará lo que recibe? Pero eso lo hace solo cuando se da cuenta que no tiene reciprocidad, de lo contrario es ciega y entrega todo.
¿Has visto a otras mujeres en relaciones que no le proporcionan paz y estabilidad? Siguen ahí, sin coraje de salir. Por temor al que dirán, a los paradigmas de la sociedad, o por no estar solas, no se atreven por excusas de familia, o razones económicas, también por eso de no enfrentarse consigo mismas.
¿Has evaluado las que tienen años sumergidas en maltrato; físico o psicológico? ¡Wow! Si, ellas no se atreven a admirar el poder y valor que llevan dentro, si se arriesgaran a amarse más, se van.
Alza la copa y dice apuntando a las estrellas; ¡Salud y amor para tí reina! El camino te ha enseñado que hay amores duraderos que llevan su historia de felicidad y dolor, y es válido de ahí se forjan las grandes uniones, pero también hay los que se mantienen por temores o intereses.
Seguía en su charla, enchaquetada, con copa, botella y aquella roca grande donde estaba sentada, parecía que esa comunicación era interminable.
¿Viste que después del enamoramiento es cuando conoces realmente a quien tienes a tu lado? Es ahí, cuando se comienza a dar justo a su medida, si recibes hielo te vuelves un témpano, si recibes fuego eres la llama más fogosa, si recibes indiferencia te transformas y lo eres, si por el contrario tienes atención y detalles, despiertas un lado tierno, si te dan actos de soberbia y desplantes te conviertes en ello.
¿Cuándo decides quedarte? Cuando hay equilibrio, cuando hay transparencia, cuando hay retroalimentación, cuando hay entendimiento, cuando la pasión se mantiene, cuando el respeto no se ausenta, cuando la complicidad está presente, cuando las diferencias te hacen crecer y empatizar.
Ya con las cinco copas de champagne terminadas se da cuenta que esto sucede en todo tipo de relación, en todo ámbito, no solo en la pareja, esto es el transitar del camino.
Mujer: Eres lo que recibes, te haces espejo de ello, eres reflejo del lugar que ocupas, del entorno que frecuentas, de lo que permites.
Eres amor y desamor.
Eres luz y oscuridad.
Eres hielo y eres fuego.
Eres calma y tormenta.
Eres ilusión y desilución.
Eres idealización y lo que puedes lograr.
Eres paz y guerra.
Eres alegría y tristeza.
Eres dicha y desdicha.
Eres fuerza y debilidad.
Eres verdad y ficción.
Eres prosperidad y miseria.
Eres segura e insegura.
Eres amabilidad y repulsión.
Eres humedad y desierto.
Eres lujuria y castidad.
Se montó en su auto, tomó la autopista que la hizo llegar a casa, se dio un baño relajante, se colocó su más linda pijama, se acostó y abrigó con su plumón favorito, y antes de quedarse dormida pensó: ¡Eres lo que quieres ser!
¡Eres lo que eliges!
¡Depende solo de tí!
¿Has entendido que la mejor compañía es la tuya? ¡Y se durmió!