
SU MIRADA
Es cierto que no paro de nombrarla,
pero puede que sea la
única que sobreviví a ella,
no ilesa claro,
de hecho ni siquiera entera,
cada vez que se cruzaba,
me atravesaba sin tregua,
y lo hacía a sabiendas,
ponía mi mundo patas arriba,
desorden mental,
sabía exactamente
dónde quería estar.
Ni si quiera yo,
superviviente de esas batallas,
fui capaz de capturarla,
experta en momentos,
en capturar instantes,
fugaz,
fugaces,
los momentos y ella,
todos eran inmortales,
oscura como el cielo en la noche,
infinita como un iceberg por debajo
de la línea de flote,
con marte en sus pupilas;
mar de fondo que me arrastró
de bruces,
al deshielo de aquel
salado glaciar.
Solo yo sobreviví a su mirada furtiva,
y aún a veces siento que me mira,
solo yo sobreviví a sus ojos negros,
y aún llevo su ocaso dentro.